Una de las cosas que más me llama la atención es la relación del hambre emocional con el hambre real
Cuando digo hambre emocional me refiero a un hambre de tipo psicológico. Cuando hablo de hambre real me refiero a hambre de tipo fisiológico o físico. ¿Qué cuál es la diferencia, te preguntarás? Muy sencillo, el hambre fisiológica proviene de las señales que tu cuerpo le manda señales a tu cerebro diciéndole que anda escaso de combustible. El hambre por emociones está vinculada en muchas ocasiones al dúo del hambre y ansiedad. Al final son vasos comunicantes que desencadenan que ingieras alimentos. A veces te piden comida saludable y otras… no tanto.
Es decir, estas nerviosa/o por estar en cuarentena por el coronavirus. Hice un vídeo bastante molón explicando en detalle cómo puedes calmar la ansiedad. O por el contrario experimentas una emoción intensa de miedo por los exámenes finales en la universidad. Los motivos que desencadenen este tipo de hambre-ansiedad emocional pueden ser infinitos.
Como nutricionista online te voy a dar información útil para que puedas conocerte un poco mejor y sepas que tipo de hambre estás experimentando. Se dice que si el hambre la notas en el estómago es hambre real, fisiológica o física pero si la notas en la garganta es hambre por ansiedad… Yo no haría tanto caso a esto, como a los gatillos. ¡Solo pregúntate!
¿Qué me está causando hambre?
Si es un instinto repentino de devorar la nevera cuando te acuerdas de tu ex, seguramente se trata de hambre emocional. Si es porque ves una peli triste y te contagian este sentimiento, estamos en la misma. También funciona a la inversa, ¿no te ha pasado que de un disgusto se te ha cerrado el estómago de repente? A mi sí…
¿Me lleva avisando con tiempo este tipo de hambre?
Me explico, ¿ha sido algo gradual? ¿Ha ido poco a poco creciendo en tu interior y pasadas unas horas notas que tu cuerpo pide gasolina? O por el contrario, ¿esta sensación de hambre te ha atacado cuál león agazapado en la maleza sin previo aviso?
¿Qué tipo de alimento te apetece?
¿Es un alimento lleno de azúcar? o ¿Tal vez uno repleto de grasas saturadas?¿Kebab, helado, dulces…?
Si has respondido sí, lo más probable es que te encuentres frente a un hambre de tipo emocional. En estos tiempos de cuarentena y ansiedad tenemos el instinto animal a flor de piel. El cavernícola que llevamos dentro nos dice: ¡Cuidado! ¡No vas a poder comer en un tiempo, aprovecha y llena el depósito hasta arriba! No te sientas mal por esto, es habitual, a mi también me pasa. Algo interesante que puedes aplicar es el DEN. ¿Qué no sabes de que te hablo? ¿¿Cómo??
Tu arma contra el hambre por ansiedad o emocional
DEN (Disciplina, Estrategia, Nutrición)
Te hablo de Disciplina, Estrategia, Nutrición. Este tridente será tu arma mortal contra el hambre causada por ansiedad.
En numerosas ocasiones te he hablado de lo importante que es la Disciplina, sin ir más lejos dedico un artículo entero a lo importante que es la disciplina para bajar de peso. En los casos en los que seguimos una dieta para bajar de peso, esto cobra especial importancia. Aquí es cuando aparece la Estrategia. Tenemos que ser más listos que el hambre y calcular nuestra jugada.
Si tenemos una estructura personalizada y unos horarios de ingesta para nuestra dieta, vamos a estar mucho más prevenidos contra ataques de ansiedad y hambre. Nuestros niveles de glucosa, por lo general, van a ser más estables y nuestro cuerpo no va a estar gritándonos que lo alimentemos como un loco. Podemos planear algo sencillo calculando nosotros mismo nuestras necesidades calóricas. O podemos acudir a nuestro nutricionista online de confianza para que nos ayude a planificar una estrategia inteligente.
Nutrición, esta es la última llave del tridente mortal. Si a nivel global sabemos cómo nutrir a nuestro cuerpo, es decir, cómo satisfacer las necesidades de macro y micronutrientes, todo va a ser más fácil. Eso es lo que hago con mis pacientes, les enseño a comer y les doy herramientas prácticas para que sean autónomos. Por otro lado, no es lo mismo que estemos en un periodo de alto estrés emocional, o un embarazo, una preparación para una prueba deportiva, una enfermedad intensa, un proceso de bajada de peso… Todos estos factures influyen para tomar una estrategia u otra para nuestra Nutrición.
Cuando estamos intentando perder peso, el hambre emocional es la peor trampa
Cuando estamos realizando una dieta para adelgazar, lo normal es entrar en un déficit calórico. Las dietas hipocalóricas son las usadas para este objetivo. Pero, ¿implica llevar una dieta hipocalórica no llevar una dieta equilibrada? No, de hecho todas las dietas, sean del tipo que sean deben ser siempre saludables y sostenibles. Un correcto balance de nutrientes nos va a ayudar a mantener los niveles de glucosa adecuados y la energía que necesitamos. Un error muy habitual en las «dietas para perder barriga» es perder el equilibrio. Que si quitamos los hidratos de carbono… que si ahora me cargo la fruta porque tiene mucho azúcar y engordaré… Recuerda, tu cuerpo es un pequeño ecosistema donde tiene que predominar la armonía general. La homeostasis (pero bueno, eso ya sería tema de otro artículo…)
Conclusiones
El hambre es simplemente una señal del cuerpo y del cerebro. Ciertas emociones pueden desencadenar reacciones psicológicas e incluso hormonales. Debes ser astuta/o y saber identificar que tipo de hambre tienes, si se trata de un simple antojo (un fantasma de hambre) o realmente tu cuerpo está bajo de energía. En cuanto tus reservas de glucosa en sangre lleguen a ciertos niveles bajos, tu cerebro mandará las señales necesarias para que esto sea repuesto. El tema hormonal (insulina-glucagón), relacionado con la captación o liberación de glucosa también da para otro artículo muy interesante… Hay distintas hormonas y péptidos implicados en el proceso del hambre.
Daniel Fresnillo Genafo
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